En
el edificio donde estaban ubicadas las antiguas oficinas de Correos, me
encuentro con gran sorpresa que quedan todavía “residuos” de simbología de la época
“Franquista”.
Desconozco
el motivo por el cual sigue allí el denominado de manera popular “aguilucho” y
si hay algún motivo por el que se mantiene, sobre todo teniendo en cuenta que
hace poco se remodeló dicha fachada y su “anclaje” es de lo mas sencillo, tanto
de poner como de quitar, cuatro “ganchos” metálicos que sujetan una placa de piedra
o material similar donde se encuentra dicho símbolo.
En fin, es un tema que tiene la importancia
que se le quiera dar, se supone que el tenerlo o quitarlo no soluciona
cuestiones de economía, ni de paro, ni de desarrollo, ni nos reduce la deuda
nacional ni la local, ni tan siquiera evita ese “pedrisco cabrón” que tanto daño causa en la comarca cuando llega, pero
indiscutiblemente devuelve la dignidad a un pueblo que desea renegar de una de
las épocas mas “trágicas” de la historia de España, sobre todo teniendo en
cuenta que el quitarlo no significa realizar ningún desembolso importante, ni destruye
ni deforma ningún edificio “monumental”. Quiero suponer que se trata de un “lapsus”
fácilmente subsanable.
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